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La diabetes es una de las enfermedades más comunes y graves que afectan a millones de personas en el mundo. Se trata de un trastorno del metabolismo que implica una alteración en el uso de la glucosa, el principal combustible de nuestro organismo. En este artículo te explicaremos qué es la diabetes, qué tipos existen, cómo se diagnostica y cómo se trata.
La glucosa es una sustancia que obtenemos de los alimentos que consumimos, especialmente de los hidratos de carbono. La glucosa es necesaria para que las células puedan funcionar y obtener energía. Sin embargo, para que la glucosa pueda entrar en las células, se requiere de la acción de una hormona llamada insulina, que se produce en el páncreas.
La diabetes se produce cuando hay un defecto en la producción o en la acción de la insulina, lo que provoca que la glucosa se acumule en la sangre y no llegue a las células. Esto puede causar diversos problemas de salud, como daños en los nervios, los vasos sanguíneos, el corazón, los riñones, los ojos y otros órganos.
El tratamiento de la diabetes depende del tipo y la gravedad de la enfermedad. En general, se basa en tres pilares: la alimentación, el ejercicio y la medicación.
La alimentación es un aspecto clave para controlar la diabetes. Se debe seguir una dieta equilibrada, variada y adaptada a las necesidades de cada persona, teniendo en cuenta la cantidad y el tipo de hidratos de carbono, las proteínas, las grasas, las vitaminas, los minerales y el agua. También se debe evitar el consumo de alcohol, tabaco y otras sustancias nocivas.
El ejercicio físico ayuda a mejorar el control de la glucosa en sangre, a mantener un peso saludable, a prevenir o mejorar las complicaciones cardiovasculares y a mejorar el estado de ánimo y la calidad de vida. Se recomienda realizar al menos 150 minutos de actividad moderada a la semana, siempre bajo supervisión médica y adaptando el tipo, la intensidad y la duración del ejercicio a las condiciones de cada persona.
La medicación es necesaria y complementaria. Existen diferentes tipos de fármacos para tratar la diabetes, que se pueden administrar por vía oral o inyectable. La insulina es el único tratamiento disponible para la diabetes tipo 1 y también se usa en algunos casos de diabetes tipo 2. Además existe una nueva generación de fármacos inyectables que regulan la glucosa y la producción de insulina. Los medicamentos deben ser prescritos por el médico y ajustados según los resultados de las pruebas de glucosa.
Esta enfermedad crónica requiere un seguimiento médico continuo y un autocuidado responsable por parte de la persona afectada. Con un tratamiento adecuado y unos hábitos de vida saludables, se puede lograr un buen control de la enfermedad y prevenir o retrasar sus complicaciones.
Además, es necesario seguir las indicaciones del equipo de salud sobre el uso de medicamentos, insulina o dispositivos para medir la glucosa. Asimismo, se recomienda realizar consultas periódicas con especialistas como endocrinólogos, cardiólogos, oftalmólogos, podólogos y nutricionistas.
La detección precoz de la diabetes es fundamental para evitar o retrasar las complicaciones que puede ocasionar. A veces los síntomas son muy evidentes, otras veces, en cambio, los síntomas son más sutiles o no se presentan hasta que la enfermedad está avanzada.
Síntomas más comunes:
Como ya hemos explicado los síntomas suelen pasar desapercibidos, por lo que no siempre son suficientes para sospechar de la enfermedad. Por eso, es muy importante realizar chequeos médicos periódicos que incluyan análisis de sangre completo, para confirmar el diagnóstico con pruebas de laboratorio, como:
Glucemia en ayunas: Mide el nivel de glucosa en sangre después de al menos 8 horas sin comer. Un valor normal es inferior a 100 mg/dl. Si es superior a 126 mg/dl se considera diabetes.
Hemoglobina glicosilada (HbA1c): Refleja el promedio de glucosa en sangre en los últimos 2 o 3 meses. Un nivel normal es inferior al 5,7 %. Si es igual o superior al 6,5 % se considera diabetes.
Prueba de tolerancia a la glucosa oral (PTGO): Consiste en medir la glucosa en sangre antes y después de tomar una bebida azucarada. Se usa principalmente para diagnosticar la diabetes gestacional.
La diabetes es una enfermedad crónica que afecta a millones de personas en el mundo. En Argentina, se estima que uno de cada diez habitantes tiene diabetes, pero muchos de ellos no lo saben. La mayoría de los casos son de diabetes tipo 2, que se asocia con el sobrepeso y la obesidad. Estos factores de riesgo también aumentan las posibilidades de sufrir enfermedades cardiovasculares, que son la principal causa de muerte entre los diabéticos. Por eso, es importante conocer los datos sobre la diabetes y cómo prevenirla y controlarla.
Según datos de la Federación Argentina de Diabetes (FAD), el 90% de los diabéticos en el país son de tipo 2 y el 90% de ellos tiene sobrepeso u obesidad. Estas condiciones incrementan el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, como infartos, angina, insuficiencia cardíaca o accidentes cerebrovasculares. De hecho, el 40% de los diabéticos tiene alguna afección cardíaca, muchas veces anterior a la aparición de la diabetes. Esto indica que la obesidad es un factor determinante en el desarrollo de ambas patologías y que su prevención y tratamiento son clave para mejorar la calidad y la expectativa de vida de los diabéticos.
La diabetes no tiene cura, pero se puede controlar con un estilo de vida saludable y un tratamiento adecuado. Informarse sobre la diabetes y sus consecuencias es el primer paso para tomar conciencia sobre esta problemática y actuar en consecuencia. La prevención, la detección temprana y el control son las mejores armas para combatir la diabetes y sus complicaciones.
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